El arte culinario es una pieza clave de ese puzle que forman nuestras raíces culturales. Porque con los fogones han ido unidos intrínsecamente una gran parte de una erudición muy arraigada al pueblo. De hecho, ésta siempre ha estado presente en cualquier manifestación cultural a la que suele poner el broche final a ese determinado evento. Además de haberse convertido en un importante vehículo que nos puede conducir, si nos lo proponemos, por sendas de un buen desarrollo económico a través del que podríamos alcanzar esa meta de progreso y bienestar que tanto anhelamos.